Envejecimiento. Por el Dr. Juan Hitzig. Compiladora Dra. Graciela Zarebski

Envejecer en el Tercer Milenio 

Por el Dr. Juan Hitzig

Vivimos en una época llena de desafíos. Una época en la cual los viejos parámetros que regían la vida de nuestros padres y abuelos ya no tienen validez.
La incertidumbre desplazó a la seguridad, la eficiencia desalojó a la efectividad. En la era de mayor comunicación de la historia hay más gente sumida en la soledad que nunca y mientras los viejos de 80 todavía se sienten jóvenes, los de 40 pierden el empleo por ser ya viejos.
Cada generación estrena este milenio con sus propios desafíos. Los niños tienen que aprender a crecer en este nuevo modelo de familia multiparental. Los jóvenes tienen el desafío de tener que vivir en un mundo globalizado que les exige cada día mas preparación y sacrificio, a costa de sus propios sueños e ilusiones... y nosotros, los ¨baby-boomers¨ (los nacidos entre el 1946 y 1964) tenemos el desafío de plantearnos como será nuestro modelo de envejecer.
Yo soy un ¨baby-boomer¨... Cuando era un niño vivía en un barrio de las afueras de la ciudad. Había extensas áreas deshabitadas con grandes casas - quintas. Con mis amigos salíamos a pasear por la región en nuestras bicicletas. El lechero y el panadero traían sus productos en carros tirados por caballos. De noche un sereno nos cuidaba anunciando la ronda con el sonido característico de su silbato.
Los cuatro hermanos de mi padre vivían con sus familias a no más de 300 mts de nuestra casa y mis abuelos vivían con su hija menor.
Hoy mi vecindario es una extensión de la gran ciudad, ya no hay zonas deshabitadas, es casi imposible andar en bicicleta y la leche y el pan se compran en el supermercado, mientras los modernos patrulleros de la policía apenas pueden controlar la inseguridad en la región.
Mi abuela con sus 98 años vive en una institución para adultos mayores. Mi madre, viuda, vive cuidada por una asistente en su departamento y mi hijo vive cerca de la universidad con una compañera.
Vivimos en un mundo de grandes cambios y el envejecer también adquirió nuevas características.
Nunca tanta gente vivió tanto tiempo. La sociedad se va “agrisando”. También la familia cambió su estructura. Las grandes familias evolucionaron a familias más pequeñas con gran tendencia a la vivienda unipersonal debido a la emancipación de los mas jóvenes y las separaciones de los mayores.
Nosotros los ¨baby – boomers¨, nos transformamos en la generación sandwich: tenemos que asistir a nuestros padres y apoyar a nuestros hijos.
En las instituciones gerontológicas estábamos acostumbrados a escuchar a los hijos que nos pedían asistencia para sus padres mayores, pero en el último tiempo hemos tenido casos de padres de 90 que pedían ayuda para sus hijos de 70.
Este aumento del promedio de vida representa para nosotros, como gerontólogos, un nuevo compromiso hacia las personas en vías de envejecer y la sociedad toda.
Envejecemos y morimos porque vemos a otros envejecer y morir (Proverbio Zen ).
En la época de nuestras abuelas el promedio de vida era de 55 años....A los 50, la abuela se ponía la mantilla negra...pensaba en vieja ...sentía en vieja...actuaba como vieja...su biología se adaptaba a ese proyecto y cinco años más tarde estaba muerta.
Hoy tenemos derecho a cuestionarnos si es que a los 50, había un mandato social que ordenaba que se era viejo, y por eso se moría a los 55, o porque si se moría a los 55, había que comenzar a envejecer a los 50.
Era la estadística la que condicionaba a nuestra abuela? o eran nuestras abuelas las que fabricaban la estadística??
El fenómeno de la longevidad.
Después vino la generación de nuestros padres. La ciencia y la tecnología, en su espectacular avance de la década del 40, catapultó el promedio de vida en más de 20 años y mucha más gente comenzó a vivir mas tiempo.
Fue la primera generación en vivir más... pero no siempre mejor. La respuesta que encontró la sociedad a este fenómeno, fue la proliferación de las instituciones de cuidado gerontológico
Si analizamos las causas de admisión a las mismas, veremos que el 80% de los que están allí, están... primero por sus discapacidades o enfermedades y segundo, por su edad o envejecimiento... y éste es un nuevo concepto que, como gerontólogos, tenemos que comenzar a manejar. Lo que es peor aun, es que el 80% de sus discapacidades podían haberse evitado con medidas preventivas y cambios en el estilo de vida cuando eran adultos intermedios.
Éste es, entonces, el gran desafío de la gerontología en el Tercer Milenio.
Hasta podemos cuestionarnos y debemos investigar si la ¨osis¨: artrosis, arterioesclerosis, osteoporosis, son realmente patologías contempladas en la creación o si son respuestas desesperadas del abuso biológico al que sometemos a nuestros organismos desde el sedentarismo, la hiperalimentacion o el estrés.
Tenemos que reconocer que la gran mayoría de nuestros pacientes, viejos discapacitados... no es que están viviendo más tiempo...¡¡¡ están muriendo demasiado tiempo !!!
Hemos creado un mundo en el que algunos viven demasiado ¨corto¨ por la falta de medios que hacen al bienestar... pero otros mueren demasiado ¨largo¨, tal vez por exceso de bienestar o por el estrés que significa obtenerlo.
Hemos logrado extender la vida pero todavía nos falta extender la calidad.
El envejecimiento natural
En todas las especies vivas la vejez es un periodo corto de tiempo, que se da sobre los limites de la expectativa de vida de cada especie.
La creación conoce de envejecimientos largos y vejeces cortas... de vidas largas y muertes cortas.
Los únicos que hemos transgredido esta regla somos nosotros, la especie humana.
Hemos extendido la vida alargando la vejez a expensas de acortar el envejecimiento.

Cambiemos el modelo
Llegó el momento de no confundir envejecimiento con vejez, y de considerar la vejez extendida como una alteración del envejecimiento.
Señoras y Señores: envejecimiento es autonomia; vejez significa discapacidad.
Hace algunos meses, la OMS dio a conocer una estadística. Ya no interesa tan sólo la Expectativa de Vida, sino la Expectativa de Vida Saludable en determinados países.
En este sentido... la Argentina se ubica en el lugar cuarenta. Con una Expectativa de Vida aceptable de 74 años, pero una Expectativa de Vida Saludable de sólo 68 años.
Esto significa, ni más ni menos, que el 10% del tiempo final de nuestras vidas estará signado por la dependencia y discapacidad. Que la vejez se extenderá hasta el 10% del tiempo de nuestras vidas, a menos que hoy mismo comencemos a hacer algo para evitarlo.
Nuestro desafío aquí y ahora es prolongar nuestro envejecimiento saludable y acortar nuestro tiempo de vejez.
Estados Unidos, con toda sus adelantos de la ciencia, ocupa el vigésimo lugar en esta estadística, lo que significa que puede brindar mejor atención a sus enfermos pero también tiene dificultades en sostener por más tiempo la salud de los sanos... porque envejecer no depende sólo de la biología y su mantenimiento sino que está en relación también al alimento, al movimiento, al pensamiento y al sentimiento.
Envejecer es un fenómeno inexorable, pero su ritmo es modificable... no solamente desde lo biológico, sino también o aun más desde lo psico - social.
Después de la generación de nuestros padres y abuelos llegamos nosotros: los ¨baby – boomers¨. Demográficamente formamos el ejercito de envejecientes mas grande que se conoce en la historia de la humanidad.
Nunca antes tanta gente estuvo en vías de envejecer, como a principios de este milenio.
Y ¿¿saben dónde están?? Somos la mayoría de los que estamos transitando la segunda mitad de nuestras vidas... y yo les pregunto... con vistas al futuro... ¿¿vamos a continuar con el paradigma de nuestros padres y abuelos, llenando el globo terráqueo de instituciones geriátricas ?? ... ¿o vamos a animarnos a pensar que una nueva forma de envejecer es posible?
Hoy tenemos demasiado conocimiento como para seguir poniendo en la misma bolsa :
A* la biología del envejecimiento
B* los efectos del envejecimiento
C* las enfermedades del envejecimiento.
Las tres son entidades totalmente diferenciables.
La biología debe ser investigada y estudiada, los efectos deben ser detectados y prevenidos y la enfermedades deben ser tratadas y combatidas.
Durante gran parte de nuestra vida profesional hemos observado y tratado a nuestros pacientes tomando sus afecciones como propias de su envejecimiento.
Tal vez nuestro próximo desafío sea: aceptar menos y cuestionarnos más.
Ya no sólo tratar las consecuencias, sino también tratar las causas. Mientras nuestra mirada se fija en el viejo discapacitado, cada vez más gente a nuestro alrededor, está envejeciendo mejor.
Llegó el momento de estudiar a los longevos saludables, su biología, sus hábitos, sus conductas.
Si bien son todavía los menos, son los que están envejeciendo en normalidad, ... mientras que los viejos dependientes y discapacitados podrán ser lo frecuente, pero no lo normal.
Debemos investigar los genes, los telómeros celulares, la glicación... los radicales libres... pero también, cómo la autoestima, el protagonismo, la seguridad social y el equilibrio con el medio ambiente influyen para una longevidad saludable.
Hacia un nuevo paradigma
De esta forma los longevos saludables , que son “los excepcionales “ de hoy, podrán ser ”la mayoría “ de mañana , grupo al que, seguramente, anhelaremos pertenecer.
Si bien debemos cuidar nuestro cuerpo, no debemos olvidar que somos, también, seres espirituales cuya biología es el instrumento para llegar al mundo de sus proyectos, anhelos e ilusiones .
Estimado lector!! El mundo ha cambiado y cambiará aun mucho más.
Tenemos motivos para tener una visión optimista sobre nuestra futura forma de envejecer.
Representamos una fracción tan numerosa de consumidores, con nuestros gustos y necesidades específicas, que podremos llegar a ser “viejos mimados “ siempre y cuando nuestra sociedad encuentre el camino hacia su crecimiento económico y social.
Podremos ser nosotros los “nuevos viejos” , artífices y a su vez, protagonistas de este cambio, mientras nos mantengamos activos desde el cuerpo, la mente y el espíritu , aunque los años sigan pasando.
De nosotros dependerá estar a la altura de este desafío para que a través de nuestras conductas, experiencias y condición saludable, seamos un aporte de sabiduría y no una carga para las generaciones por venir.
Gracias a los adelantos terapéuticos podemos sostener que, si bien vivir más y mejor fue el más antiguo de los anhelos de la humanidad, constituye hoy el más moderno de los derechos del hombre.

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